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nelson feliz
septiembre 21, 2018
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SANTO DOMINGO. El expresidente Leonel Fernández Reyna reiteró este viernes que tanto la Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos (33-18) como su reglamento deben estar en armonía con la Constitución, y que por lo tanto, cualquier violación a derechos fundamentales haría inconstitucional esa normativa.
“Como se establece que hay una supremacía de la Constitución con relación a cualquier otra norma, la Ley de Partidos, como su reglamento, tienen que estar en armonía con la Constitución, luego ni la ley ni el reglamento pueden ser normativas restrictivas del ejercicio a derechos fundamentales. Si hay restricción al ejercicio de cualquier derecho fundamental, estaría afectado por un vicio de inconstitucionalidad”, dijo el también presidente del Partido de la Liberación Dominicana.
Fernández fue preguntado a propósito de las declaraciones del presidente de la Junta Central Electoral (JCE), Julio César Castaños Guzmán, quien planteó la posibilidad de que la nueva Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas sea inconstitucional, en virtud de que fija más requisitos de los establecidos en la Constitución para los aspirantes a puestos electivos.
En opinión de Castaños Guzmán, el artículo 49 numeral 3 de la Ley 33-18 establece que uno de los requisitos para ser precandidato o candidato es tener una afiliación política durante un tiempo que determinarán los estatutos de cada partido político, lo que “sería un requisito adicional para tú presentarte a un cargo de representación popular y esa parte te saca a la mayoría de las personas (que tienen el derecho Constitucional a elegir y ser elegidos)”.
Leonel Fernández habló con los periodistas al concluir el IV Congreso Internacional sobre Derecho y Justicia Constitucional, organizado por el Tribunal Constitucional. Este evento, realizado durante tres días, fue clausurado por el presidente del máximo tribunal del país, Milton Ray Guevara.
En sus palabras de clausura, Ray Guevara dijo que aprovechan el tiempo, trabajado fuertemente y que seguirán por esa vía hasta que cada ciudadano dominicano convierta la Constitución como la Biblia institucional de su quehacer “para que este pueblo alcance los niveles de prosperidad y de progreso que merecemos, porque los bienes espirituales y materiales de la civilización nos pertenecen a todos”.
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